Florencio, el eterno bohemio

Hoy nuestro personaje será el escritor Florencio Sánchez

Primero haremos una reseña de su vida para luego meternos en su obra literaria y mezclaremos los avatares que lo persiguieron siempre como fantasmas en su afiebrada mente.
 
Dramaturgo y periodista autodidacta con gran conjunción con el pensamiento e identidad popular del Río de la Plata de ambas orillas. Fundador del teatro rioplatense.
 
Nació en Montevideo un 27 de enero de 1875, en la calle Agraciada al 26, según consta en su acta de nacimiento,  hijo de Olegario Sánchez y de Josefa Mussante, el mayor de 11 hermanos.
 
Su esposa y compañera de vida, Catalina Raventós, nacida en Salto en 1882, era hija de un cubano Enrique Raventós y de Catalina Oliden, esta última porteña de nacimiento, con la que tuvieron cinco hijas. Esta familia fur a vivir en Buenos Aires. Allí es donde Catalina conocerá a Florencio.
 
Con Florencio de veinticinco días de nacido, la familia se muda a Treinta y Tres, a las tierras de su abuelo materno, donde permanecerá hasta los siete años, y luego a Minas, donde nacerán sus otros hermanos. En esa ciudad termina su niñez y comienza su primera adolescencia.

Su primer trabajo se lo consigue un tío paterno como escribiente en la Junta Administrativa, lo que equivaldría a la autoridad de las hoy Intendencias Departamentales.
Comienza también a escribir para un diario local, allí comenzaría su carrera de escritor la que no abandonará  hasta el día de su muerte. Pero se le va la mano en los escritos con sus ideas exaltadas y subversivas para la época y por entonces tenía tan solo dieciséis años, corría 1891. Así sus artículos le cuestan el cargo en la Junta Administrativa, sobre todo por atacar al caudillo del momento en Minas, Brígido Silveira.
 
Sus artimañas eran bien conocidas y trataba de disimularlas. Sobre el escritorio colocaba un expediente cualquiera y con la otra mano dentro del cajón escribía y escribía durante las largas horas de trabajo. Fue despedido de solemnidad el 31 de marzo de 1892, con diecisiete años. También es allí en Minas donde publica un primer relato.
 
Prueba suerte en Buenos Aires, se sorprende con esta ciudad y comienza a conocer innumerables personajes que tendrán gran peso en su pensamiento futuro. Consigue trabajo en la recién creada “Oficina de Estadística y Antropometría”, en la ciudad de La Plata recién fundada como Capital. Su tarea era tomar las huellas dactilares a los delincuentes. Este trabajo lo conectará con el mundo del hampa, de sus formas de trabajar, sus jergas, lo que a posteriori le servirá como alimento para sus obras dramáticas.
 
En enero de 1894 la crisis económica en la Argentina provoca que se cierre esta oficina  y Florencio regresa a Montevideo. Aquí con la recomendación de otro de sus tíos entra en la redacción del diario “El Siglo” y luego en la de “La Razón”. En el tiempo libre no pierde tertulias ni reuniones bohemias en cafés como “Polo Bamba”, primer café literario de Montevideo. Bohemia, alcohol, insomnio, anarquistas, marxistas, estetas, nietzscheanos. También asistía a las reuniones que se realizaban en la buhardilla del poeta Herrera y Reissig.
 
Florencio pertenecía a lo que se llamó “Tipo intelectual de café” o “Generación del Novecientos”. Allí se agrupaban los escritores sin formación académica.
 
Seguimos en la próxima buceando en este personaje tan peculiar.
Hasta la próxima.
 

Deja tu comentario

No se publicará
No se publicará
Whatsapp