Un polifacético soñador y una dama patricia: Pedro Figari y María de Castro Caravia.

En esta serie de artículos conoceremos un poco más acerca de unos de los artistas más grandes de nuestro país: Pedro Figari.

Él, abogado, pintor, político, filósofo, periodista y escritor, uno de los más destacados y reconocidos pintores latinoamericanos. Guardián de las mayores tradiciones culturales del Río de la Plata.

Ella, una mujer perteneciente a una de las más importantes familias patricias uruguayas, parte de la quinta de su padre sigue aún en pie en una zona del Prado de Montevideo.

Presentamos a los protagonistas de nuestro relato: El Sr. Pedro Figari y la Srta. María de Castro Caravia. Con estas breves presentaciones comenzaremos con nuestra historia, relatos, invenciones o fantasías, lo que más les agrade.

Los orígenes de Pedro comienzan con  un naufragio en las costas montevideanas de un vapor en el que venía un inmigrante oriundo de Santa Margherita Ligure, Don Juan Figari  de Lázaro que alcanzó nadando la costa. Se dice que en cuanto se le secó la ropa comenzó su lucha y el trabajo, comenzando a hacer fortuna. Ayudado por la bonanza económica posterior a la Guerra Grande. Comenzó comprando campos.





Se casó con una coterránea suya, Doña Paula Solari y así como crecía su familia lo hacía también su fortuna, campos, quintas, comercios, etc. Tuvieron nueve hijos, el cuarto fue Pedro, nacido el 29 de junio de 1861, en la casa familiar ubicada a la altura de la hoy 18 de Julio y Convención. Un niño que pasó prácticamente desapercibido por la vorágine de sus hermanos mayores y los mimos dados a sus hermanas menores.

Pedro vivió y navegó prácticamente durante toda su vida, pero en diferentes niveles, en varios mundos: el de los inmigrantes que tanto seguían casi en la miseria y trabajando toda su vida y recibían el apodo de “gringo” en forma casi despectiva, como aquellos que progresaban y hasta sus hijos iban a la Universidad, pero seguían siendo “gringos”. Por otro el de los criollos patricio, que mantenían una tradición pero con copias fieles de las costumbres europeas.

Y por otro, el pueblo común y corriente, pobres, sirvientes, lacras sociales como se les decía que estaban destinados al trabajo manual en condiciones de sufrimiento y oscuridad social. Fue sobre éstos últimos que Figari desde temprana edad se interesó por sus intereses y por su futuro, a tal punto de tratar de buscar una salida para ellos y más tarde inmortalizarlos a través de su pintura. Su mundo se transforma en recuerdos, visiones que poco a poco va inmortalizando en sus cartones.





De ahí su trabajo como abogado, periodista, filósofo, político y pintor. Como abogado se destacó en la defensa de los pobres en lo civil y en lo penal. Fue uno de los promotores de la abolición de la pena de muerte.En 1889 fue designado en forma oficial como “Defensor de los pobres”, cargo que ocuparía hasta 1897. En 1897 fue electo diputado por el departamento de Rocha y en 1900 y 1902 por Lavalleja.Fue en estos años que presentó el proyecto de ley para la creación de una escuela de “Bellas Artes”.

 
Mañana seguiremos con su vida familiar y personal después de esta breve presentación. ¡No te pierdas mi próximo artículo!
¡Gracias!

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