Lo que debemos saber sobre Osteoporosis

¿Alguna vez te preguntaste si podrías tener esta enfermedad?

Por Lic. en Nutrición
Zenia Toribio

¿Qué es?
La Osteoporosis, que significa “hueso poroso”, es una enfermedad en la que ha disminuido la calidad de los huesos, los que se encuentran porosos y frágiles, con un importante riesgo de fracturas. La disminución de la calidad ósea sucede en silencio y paulatinamente, siendo una enfermedad crónica, por tanto irreversible. Es causa de alta morbi-mortalidad en el adulto mayor, a punto de partida de una fractura.

¿Quiénes la padecen?
Debido a que se vive mucho más años, se ha transformado en un grave problema sanitario en los últimos tiempos. Su frecuencia en la población es muy elevada, a partir de los 50 años: 1 de cada 2 mujeres y uno de cada 5 hombres sufrirá de una fractura por Osteoporosis.

¿Cuándo, cómo y dónde sucede?
Como otras enfermedades crónicas, puede llevar años para hacerse visible, siendo la consecuencia de factores vinculados al estilo de vida. En la mayoría de los casos no presentan signos ni síntomas hasta que ocurre la fractura, que puede suceder por un simple traumatismo por una caída leve, en personas mayores de 50 años.
La Osteoporosis puede afectar cualquiera de los huesos del cuerpo, aunque las fracturas más frecuentes ocurren en las vértebras (columna), los huesos del antebrazo y de la cadera. La fragilidad ósea no es dolorosa, pero las fracturas que provocan sí lo son, siendo muy difíciles de recuperar, además de afectar el estado general de quien la padece, obligando a reposos prolongados, pérdida de masa muscular, entre otras complicaciones que afectan la buena calidad de vida.

¿Por qué se produce?
La Osteoporosis es una enfermedad prevenible. Su presentación depende de factores que tienen que ver con los primeros años de la vida, la alimentación y la actividad física, como factores modificables. También existen condiciones genéticas que predisponen a la enfermedad, entre ellas las más conocidas: personas de piel muy blanca y sexo femenino. Conociendo los factores de riesgo, como los mencionados, aquellas personas que los tienen, deben de estar muy atentos a su estilo de vida, alimentación y controles médicos, para conocer la situación de los huesos.
A medida que avanza la edad, luego de lograr la mayor densidad ósea (dureza y resistencia del hueso), se comienza a perder paulatinamente esa condición. La pérdida es inevitable, lo que se puede hacer es disminuir velocidad de la pérdida, evitando así el deterioro franco de los huesos. La velocidad de la pérdida está aumentada después de la menopausia y es mayor si esta ha sido antes de los 45 años, ya sea natural o quirúrgica (extirpación de los ovarios). Es en éste caso cuando se debe vigilar como va evolucionando, a través de estudios médicos, que van informando y orientando en las acciones a tener en cuenta para conservar la mejor condición ósea posible.

¿Qué hacer?
Desde el embarazo debemos actuar por la mejor calidad de los huesos: un adecuado peso de nacimiento y la alimentación durante las 3 primeras décadas de la vida, son fundamentales. Una alimentación suficiente con alimentos ricos en proteínas, calorías y calcio, así como la actividad física regular, constituyen las condiciones ideales para evitar o posponer la enfermedad, evitando fracturas que son la expresión invalidante de la enfermedad.
Lo ideal es que las personas logren el máximo de mineralización ósea. La masa ósea con buena densidad, huesos duros y fuertes, se logra durante los primeros 25 a 30 años de vida, siendo clave la infancia y en especial, la adolescencia.
Si bien es lo ideal, no significa que no podamos mejorar el estatus óseo de cada uno, siempre hay tiempo para detener la pérdida de tejido óseo y la consecuente Osteoporosis.

¿Cuáles son los pilares para la prevención?
La buena alimentación: debe incluir ingesta de calcio suficiente y diaria. Atender también la vitamina D, con exposiciones cuidadosas al sol, que es quien la genera a nivel de la piel. Los alimentos fuente de calcio son los lácteos (la leche y sus derivados). Los lácteos además de contener calcio, contienen otras sustancias que aseguran su depósito en los huesos: el fósforo y el magnesio. Los nutricionistas recomendamos tres porciones de lácteos por día, como una cantidad interesante para preservar la salud ósea. Evitar el exceso de sal porque determina pérdida de calcio por orina, por lo que si bien los quesos son excelentes aportadores de calcio, contienen grandes cantidades de sal. Los mejores recursos son la leche y los yogures, especialmente aquellos adicionados con calcio. En la siguiente figura se pueden observar las diferencias de la condición ósea, entre quienes consumen cantidades suficientes de calcio y quienes no.

Actividad física: es fundamental durante los años de crecimiento y desarrollo, lográndose la mayor resistencia del hueso. El ejercicio es un estímulo muy potente para formar y conservar hueso, las señales que reciben las células del esqueleto cuando se realiza actividad física, se traducen en un estímulo para formar más hueso.
No todas las personas pueden realizar las mismas actividades, depende de la edad, por lo que es muy bueno conversar con los expertos. Los ejercicios al aire libre como los que implican pequeños esfuerzos musculares, son lo que ayudan a la mejor resistencia ósea. El uso de pequeñas pesas, es recomendado, de acuerdo a las posibilidades de quienes lo realizan.

Lo mejor: la prevención
La prevención se realiza durante las primeras décadas de la vida, es la mejor forma de prepararse para vivir las últimas décadas de manera exitosa, ganándole a la vida más años con salud. Durante la adultez también es importante la buena alimentación y la actividad física, conservarán durante mucho más tiempo los huesos fuertes y resistentes. Los controles médicos y los estudios son importantes, así podrá conocerse el estado de los huesos y el médico hará las recomendaciones correspondientes, en especial en las mujeres que se encuentran en el entorno de la menopausia.
 

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